El pasado noviembre se celebró el décimo aniversario del MIRA ¤ SON Estrella Galicia, una edición doblemente especial tanto por cumplir diez años como por tener un carácter mucho más íntimo.
El festival de música electrónica y artes digitales volvió a tener lugar en el emblemático edificio de Fabra i Coats, pero con algunas novedades: la especial colaboración con el Festival de Arte Urbano de Madrid (MMMAD) –inaugurando con las experiencias inmersivas de Natalie Syuk y Theo Triantafyllidis en el centro de artes digitales IDEAL– y también su ambiente más íntimo, habiendo un escenario solo en esta edición.
A estas alturas sabemos que sobrevivir a una pandemia no es tarea fácil, y MIRA se tomó muy a pecho eso de adaptarse o morir. En un formato más reducido pero con un cartel igualmente impactante, arriesgó con propuestas menos mediáticas pero interesantísimas como el makineo católico de CSFCMMCAB, el show de Aquarian con los visuales de Sougwen Chung o el del compositor inglés Maxwell Sterling junto a Stephen McLaughlin, entre otros.
Otra de las razones por las que esta edición fue tan especial es lo humano y lo carnal: se echaba de menos volver a bailar al lado de otras personas que comparten tu mismo gusto musical. El trío madrileño VVV [Trippin’you] –conocido por incendiar las pistas allá donde va–, fue la única banda que actuó en el festival. Y, para sorpresa de muchxs, la pista del MIRA se convirtió en un pogo comunitario danzando al son de su característico neo-bakalao post-punkdémico.
Como ya es tradición, el festival invitó a diferentes músicxs y artistas visuales a hacer tándems creativos con el objetivo de crear conjuntamente shows audiovisuales únicos. Este año, uno de los más destacados sin duda fue el formado por JASSS y el artista visual Razorade.
Había muchas ganas de volver a ver a la asturiana-afincada-en-Berlín por tierras catalanas. La sala estaba a reventar mientras esperábamos expectantes a que comenzara el colofón del festival. Desde el primer minuto nos teletransportó en un viaje sonoro exquisito que se movía entre el trance, el techno, la música rave, el downtempo y el folklore, todo ello mientras los acompasados visuales de Razorade se clavaban en nuestras pupilas. Saltos, gritos, bailes; allí estábamos todxs vibrando extasiadxs al ritmo del sonido visceral de JASSS, que también dejó caer algún que otro tema de su nuevo disco ‘A World of Service’.
Este postulamiento de JASSS hacia la electrónica más experimental nos dejó boquiabiertxs y con ganas de más. Por suerte para todxs, nos quedaba todavía la after-party del festival en Razzmatazz, donde rematamos la noche bailando al ritmo del breakbeat de los británicos Overmono, el techno industrial del griego ANFS y la fusión rave y breakbeat de Seltar entre otrxs.
El fin de semana acabó con la sensación de haber descargado toda la tensión acumulada durante la pandemia, y con las pilas cargadas para lo que viniese. Pese a que parezca que estamos volviendo a estar en un limbo y la incertidumbre se apodere de nosotrxs, nadie nos va a quitar la memoria de vivir un festival tan bien comisionado y con un público tan fiel y entregado.